7- Ritual de patio

1:43 AM. Jazz pequeño en volumen bajo. El patio respira vapor. El cigarro es metrónomo. Me siento rodeado de mí: el que se va, el que insiste, el que niega, el que todavía ama. Invito a Mara con una silla vacía; el vaso de agua deja un círculo en la mesa.
Los anillos duermen en la palma de la mano; pesan más de lo que parecen. Paso el dedo y queda brillo de metal. Le digo a mi versión adolescente que no vamos a mendigar. Le digo al héroe que cuelgue la capa. Le digo al que fuma por nervio que fume por pensar.
Mi madre será guardiana de lo que fue: los anillos, una foto chiquita, una carta sin firma. No quiero que el pasado se tire: quiero guardarlo bien. El ritual es simple: contacto final si corresponde, despedida si no. Cualquiera sea la respuesta, el camino es el mismo: soltar.
La casa huele a madera húmeda y a recuerdo tibio. Siento ácido en el estómago, mandíbula cansada, un zumbido detrás de las orejas. Respiro. Cuando el humo escribe punto final, no lo interrumpo. Lo veo sostenerse más de lo que debería y no romperse. Pienso: tal vez yo también.

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